Hace apenas una semana, dos incendios alarmaron a los vecinos de San Miguel de Tucumán. Por un lado, le tocó a un departamento ubicado en Barrio Norte, que como consecuencia de un fallo eléctrico en una de las habitaciones ardió por completo. Unas horas antes, dos dotaciones de bomberos habían apagado el fuego generado en una tapicería, en Alberdi al 1.200, y cuyas llamas se habían propagado luego a las viviendas aledañas. No fueron hechos aislados. De hecho, los Bomberos cuentan unos 95 casos de incendios domésticos hasta junio. ¿Hay manera de prevenir este tipo de siniestros? Expertos hablaron con LA GACETA sobre qué es lo que puede generar un incendio en el hogar y cómo hacer para evitarlos.
Si se hiciera un listado de cuáles son las principales causales de siniestros en el hogar, en los dos primeros puestos estarían las instalaciones eléctricas defectuosas y el uso indebido de braseros o estufas, según indicaron desde la Dirección General de Bomberos de la Policía de Tucumán.
El jefe de Pericias de ese cuerpo provincial, Gabriel Alejandro López, que investiga los incendios y brinda asesoría en seguridad e inspección de locales, indicó que hasta junio, según los registros de esa Dirección, se han producido unos 95 incendios en inmuebles en general (desde negocios a viviendas), y que en su mayoría fueron de la Capital. “En líneas generales, y conforme a nuestras investigaciones, hay muchos motivos, pero en el tope están las instalaciones eléctricas defectuosas, y esto sucede a nivel mundial porque son varias las posibilidades de que la instalación sufra daños; y el uso de estufas o braseros en época invernal es otra causal importante. En verano también secan ropa frente a uno de estos y no tienen en cuenta el tiempo en que lo dejan. Así puede llegar a prender fuego”, indicó el experto.
Entre otras causales de incendio, López señaló las siguientes:
- Manipulación de fuentes de calor por parte de niños entre 4 a 7 años . “Ellos copian lo que hacen los adultos. Tuvimos casos puntuales, -indicó López- que usaron una vela o un encendedor para buscar juguetes debajo de la cama o en el interior de un ropero. Ellos no magnifican el tema de la propagación”.
- Instalaciones eléctricas defectuosas: a veces usan en una misma casa cables de distintos milímetros (“conectan uno de 2.5 mm a uno de 1.5 mm, por ejemplo; esa resistencia es débil y da lugar a que se combustione el laminado del cable”); o usan llaves térmicas de vieja data o las conectan con artefactos eléctricos que consumen más de lo que pueden soportar (“hay que hacerles un mantenimiento o cambiarlos con un electricista, si no terminarán generando chispas que pueden terminar en un incendio); no tienen de disyuntores; hacen uniones inadecuadas de cables (“para unir un cable con otro usan bolsas plásticas, cables de videocable, cintas de papel o tela, y no la cinta aisladora”); y utilizan triples o zapatillas de mala calidad y dudosa procedencia (“deben comprar en locales especializados y esos aparatos deben tener el sello Iram, porque es importante que el material sea resistente a altas temperaturas”).
- No se tiene en cuenta la proximidad de elementos que irradian calor con otros de fácil combustión (“por ejemplo, una plancha en la tabla de planchar o un foco prendido durante muchas horas irradia mucho calor y puede generar un incendio si tiene cerca papel”).
- Iluminar imágenes religiosas con velas es una posible causal de incendio y es bastante común (“Un consejo: la vela debe apoyarse en una base superior al largo de la vela; por si se cae accidentalmente no rozará otros elementos”).
- Mal acople de reguladores y mangueras de garrafas (“se los debe controlar con agua jabonosa; si hay una fuga se hará un globo”).
- Dejar la hornalla prendida con alimentos, o la pava hirviendo con agua, o la sartén con aceite. López explicó que en el caso de la olla, al dejarla mucho tiempo sobre la llama, el agua se evaporará y quedará únicamente el material que constituye la olla o la pava con la llama; eso se fundirá con el tiempo, pasará a un estado de licuación y propagará material incandescente que al tomar contacto con otros elementos dará lugar a un incendio. Mientras que el aceite -especificó- cuando alcanza cierta temperatura se prende fuego por sí solo. “Consejo importante: el fuego se apaga poniendo una tapa sobre la sartén. Nunca hay que ponerla bajo un caño con agua porque esa persona terminará con quemaduras graves ya que el aceite caliente saltará con el agua fría”, destacó el profesional.
Lo que debería ser
Para Julio Urueña, un electricista con 35 años de trabajo en el rubro, Edet debería obligar a todos los propietarios de inmuebles a instalar disyuntores. “Esos aparatos, en caso de fugas se disparan y esa fuga no le pegará a la persona. Por ello es tan necesario en los hogares, y mucho más cuando hay niños, que descalzos abren una heladera o meten artefactos en los enchufes”, destacó el técnico. Por otra parte, indicó que revisar los enchufes es una buena manera de estar en alerta ante posibles cortocircuitos: “cuando los tomacorrientes están como tostados, resecos o algo derretidos, hay que cambiarlos urgentemente. También hay que tener en cuenta que esos artefactos tienen una vida útil de unos 10 años”.
Por su parte, Damián Andrés Pérez, otro electricista tucumano, advirtió que en las construcciones de hogares no se usan buenos materiales y eso es un problema que puede aparecer con el tiempo. “Tienen que instalar cables de no menos de 2.5 mm. Eso es lo mínimo. Mientras que el cable que va del medidor al hogar debe ser de no menos de 4 mm. Otro pecado de las obras en construcción: utilizan caños plásticos corrugados. Eso es muy peligroso porque el plástico es de combustión rápida. Antes se usaban caños metálicos”, indicó Pérez.